Comunicamos incluso en silencio. Nuestra postura corporal dice mucho a los demás de nosotros y de cómo nos sentimos

¿Has observado cómo andas?¿Cómo has entrado por la oficina? ¿Cómo te sientas en una reunión de trabajo? ¿Cómo afrontas una negociación? ¿Cómo está tu cuerpo cuando estás te sientes infravalorad@ o incómod@?

A partir de ahora, con esta breve lectura tomarás más conciencia de tu postura corporal. Además te daré algunas claves para que crees y practiques tu propia postura poderosa.

Este término, postura poderosa, es de la psicóloga social  Amy Coddy. La descubrí a través de las charla TEDGobal 2002, titulada “ El lenguaje corporal moldea nuestra identidad” . Aquí podéis disfrutar de ella y vereís Amy Coddy muestra a través de su investigación, cómo con solo 2 minutos realizando nuestra postura de poder, bastan para elevar nuestra autoestima.

Las evidencias del Cambio

El estudio que llevó a cabo Amy Coddy y su equipo, mostró que aquellas personas que realizaban posturas de poder, elevaban sus niveles de testosterona (hormona relacionada con la dominación) hasta un 20% y bajaban sus niveles de cortisol (hormona relacionada con el estrés) hasta un 25%.

“No se trata de fingirlo hasta que lo logres, sino de fingirlo hasta que te conviertas en ello. Repítelo hasta que lo internalices y se convierta en una parte de ti” – Amy Cuddy

Su investigación dejó evidencias de que modificando tu postura corporal, los pensamientos y emociones también cambian.  Al cambiar de postura hacia una postura de poder, preparamos mejor al cerebro para responder ante una situación de peligro para nosotros.

Constatado el resultado en primera persona

He ido observando y aplicando estas evidencias durante los procesos de coaching que mantengo con ejecutivos y puedo constatar que funcionan.

A veces,  los coachees llegan al principio del proceso,  por diferentes motivos “muy tocad@s”.  Se sienten tristes, infravalorad@s, ignorad@s, agotad@s, quemad@s, muy  vulnerables. Lo noto nada más llegar cómo se sientan en la silla. Incluso siendo un espacio cómodo y conocido para ell@s, se empequeñecen. Se sientan encogidos. Reducidos a su mínima expresión.

También observo que cuando los coachees se enfrentan a situaciones como en la que tienen que recordar, recrear, responder o contar situaciones complicadas, o angustiosas para ell@s, adoptan las mismas posturas corporales. Se van arrugando y encogiendo; comienzan a minimizarse: cabeza baja, hombros hacia adelante, piernas juntas, manos cogidas en el regazo…

¿Reconoces  en ti esta postura? ¿En qué momentos recuerdas haberla tenido? ¿Cómo recuerdas esa sensación?

Obviamente, depende mucho del momento de la sesión en el que  estemos, pero si ante una pregunta se quedan paralizados, o tiene que expresar ideas para su plan de acción  o estamos haciendo una simulación de un mensaje que tiene que transmitir a otra persona… y muestran en el asiento esta postura de debilidad y bloqueadora,  les invito amablemente a  levantarse para continuar.

Ocupando el espacio que nos corresponde para alcanzar nuestro objetivo

A pesar de poner alguna resistencia, la mayoría terminan por  hacerlo.  Me coloco delante de ell@s, y les invito a imaginar que tiene un hilo invisible que tira de ellos hacia arriba. Les ayudo a levantar la cabeza, estirar la espalda, echar hombros un pelín hacia atrás, soltar las manos y abrir ligeramente las piernas. Hago de su espejo y adopto con ell@s su nueva postura. Una  más estirada, más relajada y  ocupando más el espacio.

Comunicación no verbalOs dejo unos segundos qué observen su cuerpo, su emoción, su pensamiento… qué observen su respiración. Incluso (a veces) os invito a sonreír. También me funciona que andéis por la sala con esa nueva postura, o que se haga en palabras de Amy Cuddy la postura del “El Performer” en honor a Mick Yagger; Consiste en pararse con las piernas abiertas, pisando firmemente con tus pies en suelo, subiendo los brazos con forma de V y expandiéndote como si estuvieras recibiendo aplausos en un concierto.

Y les pregunto… Ahora ¿Cómo te sientes? – Mejor.- Suelen decir en la mayoría de los casos. Continuo entonces, desde el  momento que dejamos; bien que responda a   la pregunta en cuestión, o  que piense ideas para su plan de acción, o que repita el mensaje que tiene que decir, etc.

Su cuerpo ahora ocupa más espacio. Conforme va hablando, expande más sus brazos, camina con pasos grandes, su voz se proyecta más enérgica, expresa acciones, palabras e ideas. Poco a poco, se va mostrando más confiand@, más content@ y  más satisfech@.

Romper ese bloqueo mental cambiando la posición del cuerpo hacia posturas más poderosas es clave para elevar la confianza del coachee.

Obviamente depende mucho del coachee, pero a grandes rasgos me suele funcionar bien.

Practica tu Postura Poderosa

Estas posturas también se  entrenan!  Elige y practica tu posición de poder. Aquella con la que te sientas confiad@, segur@ de ti mism@, empoderad@.

Utiliza cualquier momento del día para llevarla a cabo; recién levantad@, en la ducha, antes de entrar en el coche, antes de una reunión, etc. Estarás ayudando a tu celebro a preparase y responder mejor a situaciones estresantes o percibidas como amenazante.

Inhalo sorpresa, exhalo siempre gratitud.