Con este post, inauguro el nuevo año 2017. Con este ya son tres años que dedico un rato de mi tiempo a escribir pequeñas reflexiones con preguntas poderosas, con el objetivo de que cuando tú lo leas; te pares, leas, vuelvas a leer, pienses y tomes conciencia de cosas, que hasta el momento, nunca antes te habías parado a pensar. El primer post se tituló “Quiero y Puedo”. Pues bien, empiezo a escribir este post con la misma ilusión que el primero, que el segundo, que el tercero, etc, etc…
Ilusión. Una palabra que aun resuena en mi mente. Porque si os habéis fijado es una de las “palabras” que más se repite en cada Navidad. “Recupera la ilusión”, “regala con ilusión”, “nunca pierdas la ilusión”, son ejemplos de frases que he oído una y otra vez en mensajes de felicitación, anuncios, etc. Pero, acabamos de pasar las fiestas, y parece que esa palabra tan bonita haya desaparecido. Es como si la ilusión comenzara y se acabara una vez pasada la Navidad. ¿Y, qué pasa con el resto del año, no existe?
La ilusión depende de nosotros mismos, de nuestro estado de ánimo y de la actitud que mostremos ante la vida. De las ganas que ponemos al realizar cualquier actividad, de la intención con que escuchamos, leemos, conversamos o practicamos algún deporte. Tener o mantener la ilusión nos conecta con nuestro estado más motivacional, percibimos la realidad de manera más positiva, le ponemos más ganas, nos asalta la emoción, la expectación, la sorpresa.
¿Cuánto de presente está la ILUSION en tu día a día?
¿Qué te ilusiona?
¿Con qué frecuencia haces aquello que te ilusiona?
Cuándo estás ilusionado, describe cómo te sientes
¿En qué parte del cuerpo lo sientes?
¿Qué color tendría para ti la Ilusión? ¿Porqué?
Con que frase te identificas más:
a)Este será otro año más lleno de rutinas y quehaceres.
b)Será un año diferente cargado de cosas nuevas.
Cualquier opción es válida y tiene un mensaje para ti. Escúchalo y reflexiona.
Para mantener la ilusión no hacen falta grandes proyectos, sirve con que puedas introducir pequeñas novedades en tu día a día: cambiar de ruta de ida al trabajo, cocinar una nueva receta, programar alguna actividad que no hayas realizado hasta el momento, preparar la música para la semana, leer el libro que tienes en la estantería, hacer un regalo a un ser querido, etc. Anímate a probar y veras los resultados que tienes en tu día.
Sé consciente de tu estado emocional cada vez que inicies algo nuevo. Saborea cada momento. Mantén siempre la ilusión.
Inhalo sorpresa, exhalo siempre gratitud.
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