Soy muy fan de los pequeños cuentos o fábulas, que de inicio se presentan casi triviales, pero que contienen un gran aprendizaje y una profunda moraleja.

Este es el caso, del siguiente cuento de la tradición Sufi. Leed con atención y presencia;

Una noche muy tarde Nasrudín se encuentra dando vueltas alrededor de una farola, mirando hacia abajo.

Entonces pasa por allí un vecino:

– ¿Qué estás haciendo Nasrudín? ¿Has perdido alguna cosa? –le pregunta. – Sí, estoy buscando mi llave. El vecino se queda para ayudarle a buscar. Después de un rato, pasó una vecina.

-¿Qué estáis haciendo? -les pregunta. – Estamos buscando la llave de Nasrudín. Ella también quiere ayudar y se pone a buscar.

Luego, otro vecino se une a ellos. Juntos buscan, buscan y buscan. Y habiendo buscado durante un buen rato acaban por cansarse y uno de los vecinos dice:

– Nasrudín, hemos buscado tu llave durante mucho tiempo, ¿estás seguro de haberla perdido en este lugar?

– No, dice Nasrudín.

– ¿Dónde la perdiste, entonces?

– Allí, en mi casa.

– Entonces, ¿por qué la estamos buscando aquí?

– Pues porque aquí hay más luz y mi casa está muy oscura.

 

La verdad, que estas breves líneas, dan para mucho … ¿verdad?

Tomate un tiempo para obtener tu propia moreleja.


 

A continuación te proporciono algunas preguntas para seguir reflexionando;

¿Qué seria en tu vida real para ti “la llave”?

¿Qué te empuja a buscar fuera?

Tras los fracasados resultados de la búsqueda; ¿por dónde debes empezar “a buscar ahora”?

Si es tu casa , tu hogar … ¿Porqué no estás cómodo buscando en la oscuridad lo que has perdido?

¿Es realmente la oscuridad, lo que no te permite ver?

¿Qué ventajas empieza a tener en ti la oscuridad?

 

 

Inhalo sorpresa, exhalo siempre gratitud