Continuamente estamos tomando decisiones. Todos los días a todas horas.
¿Conoces los factores que te empujan al fracaso?, ¿Te gustaría saber cómo tomar buenas decisiones? ¿Te has plantado los impactos que tienen tus decisiones a corto, medio y largo plazo?
Tomamos decisiones la mayor parte de manera inconsciente e intuitiva. Obviamente, esto no es muy útil y eficiente, sobre todo a nivel evolutivo y vamos sorteando los obstáculos según las situaciones a las que nos enfrentamos. Mayoritariamente, los saltamos como podemos, modo piloto automático.
Tomamos decisiones como hemos aprendido y/o hemos observado a otros. Y, casi no siempre funciona.
Este modelo de supervivencia orgánica como especie en las organizaciones también existe, claro, si bien todos los agentes implicados en la empresa toman decisiones.
Según se va ascendiendo a puestos de mayor impacto en la empresa, las decisiones que se planten van siendo más complejas. Pero cuidado!, no generalicemos y ni abusemos, de los mecanismos evolutivos para tomar las decisiones estratégicas y relevantes, porque correremos muchos riesgos.
No nos dejemos contagiar por este ambiente dinámico y complejo en el que estamos inmersos, para tomar decisiones, porque seremos arrastrados por las prisas, los resultados a corto y las perspectivas únicas. Conduciéndonos en picado al fracaso
“El éxito o el fracaso de una empresa, depende de la suma de las pequeñas decisiones que toman cada uno de los miembros de la organización”
Por pequeña que parezca tendrá un impacto. Pero eso es importante darle su espacio, conocer el mecanismo de toma de decisiones y darle su importancia.
¿Qué nos empuja a tomar malas decisiones?
Para poder entender mejor, qué nos lleva a tomar malas decisiones, los hermanos Chip y Dan Heath, en su libro Decídete (Decisive, 2013) nos muestran los cuatro velos que están presentes y, nos nublan a la hora de tomar de decisiones:
- Enfoque reducido: Solemos debatirnos entre dos opciones. “O hacemos esto… o hacemos lo otro”. Tener que decidir entre dos alternativas, es observar la realidad con mentalidad de escasez. Según algunos estudios las decisiones planteadas entre Ay B, tienen una probabilidad de 51% de equivocarte. Pero, si se amplían a tres opciones, A, B y C, la probabilidad de equivocarte, se reduce al 33%.
- Sesgo de confirmación: Ante una situación compleja, cuando nos inclinamos ante una opción, vamos a ir buscando datos que confirmen nuestra hipótesis inicial. Este sesgo es muy utilizado, es la tendencia a favorecer una información para confirmar mis propias creencias. También lo hacemos de manera continuada, incluso buscas aliados externos que puedan confirmar tu propia teoría.
- La emoción nos invade: Cuando dejamos que la emoción, que nos provoca la situación, domine a todo nuestro cuerpo, ésta se vuelve poderosa. Nos nubla y no deja ver con claridad las opciones planteadas, ni las consecuencias, etc.
- Exceso de confianza: Pensar, que ante una nueva situación, ya sabes cómo actuar, y que la dominas perfectamente, porque tienes mucha experiencia y sabes el final, es pensar con demasiada confianza. No habitual es que te equivoques. Dar mucho protagonismo a nuestro ego, nos jugará malas pasadas.
¿Cómo podemos quitarnos ese velo que nos impide ver?
A continuación, los mismos hermanos Heath, en su libro, nos dejan muchas técnicas para combatirlos. Podéis consultarlos y obtener muchas más ideas.
Aquí sólo voy a escoger una técnica o herramienta, que haga de “quita velo” ante una situación, ayudándonos a ver con más claridad la situación.
Os las presento:
- Ante el enfoque reducido, el ejercicio sería amplificar mirada con una mente de abundancia. ¿Cómo? Pues realizando preguntas constructivas que darán a lugar a soluciones constructivas. Por ejemplo; empezando a realizar preguntas de posibilidad que nos proyectan a futuro… ¿Podríamos…?¿ Y si…?¿Si no tuviéramos estas opciones, qué otras saldrían?.
- Para reducir el sesgo de confirmación, el sesgo de anulación. ¿Cómo? Planteando con una pregunta buscar justamente lo opuesto. ¿Qué pasaría si ocurriera lo opuesto que estoy pensando? o ¿Qué datos pueden anular mi teoría? o también ¿Qué elementos necesito para derribar mi hipótesis?…
- ¿Para no dejarnos invadir por la emoción? Obligarnos a distanciarnos emocionalmente de la situación, ¿Cómo? Utilizando la Técnica 10-10-10. Es muy corta y muy simple. Consiste en pensar en voz alta y contestar estas tres breves preguntas:
- ¿Tomaré la misma decisión 10 minutos después?
- ¿Qué impacto tendrá en 10 meses esta decisión?
- ¿Qué consecuencias tendrá en 10 años esta decisión?
- Contra el exceso de confianza, un poquito de humildad. Rebajar el ego pidiendo opinión a amigos, familiares, expertos, conocidos o desconocidos (a través de las redes). Ante una nueva situación que se te plantea podrías pensar ¿Conozco a alguien que haya estado en esta situación? ¿Cómo lo resolvió? ¿Cómo actuaría mi mejor amigo en esta situación? ¿Qué decisión tomaría mi jefe? ¿Qué decisión tomaría un niño?
¿Reconoces en ti alguno de estos “velos”? ¿Cuál de ellos ha estado más presente en tus últimas decisiones? ¿Dentro de tu equipo y/o organización cuál es el que más os domina a la hora de tomar decisiones? ¿Cuál de estas nuevas soluciones te gustaría incorporar para mejorar tu capacidad de liderazgo?
La habilidad para tomar decisiones se aprende y se practica. Y es una de las habilidades que se puede conocer, aprender, profundizar y entrenar durante un proceso de coaching ejecutivo. Te espero, cuando des el paso.
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