Te propongo un juego lleno de imaginación ideal para una tarde de primavera… ¿Preparad@?

Busca un sitio tranquilo, donde puedas estar solo quince o veinte minutos. Escoge aquel, en el que te encuentres tranquilo, relajado. Acomódate, siéntate o túmbate, como prefieras. Respira largo y profundo al menos tres veces.

Cuando  te sientas preparado, lee lo que viene a continuación;

Imagina un gran árbol con todo detalle. Observa y retén en tu memoria, qué  altura tiene, cómo son sus colores, su forma, sus ramas, cómo es su tronco… Ahora cierra los ojos y visualízalo.  ¿Lo tienes ya?

Ahora, lee las preguntas e intenta escribir las respuestas o  contestar en voz alta;

¿Qué árbol es? ¿Existe? ¿Cómo lo has visto?  ¿Qué cualidades  le atribuyes? ¿Cómo crees que se siente ese árbol?  Descríbelo.

Una vez hayas acabado, cierra de nuevo los ojos y piensa e imagina un árbol más chiquitito… haz un recorrido por su estatura, forma, color, ramas, tronco… ¿Listo?

Igualmente, lee las preguntas e intenta escribir las respuestas o contestar en voz alta;  ¿Cómo se llama? ¿Real o irreal?  ¿Qué fortalezas le atribuyes?  ¿Qué puede  sentir  este pequeño árbol?

Ahora volvemos a tu AQUÍ y AHORA.

Contéstate en voz alta con toda la honestidad que sientas;  en tu vida actual y diaria, trabajo, pareja, amigos, etc.  ¿Con qué rasgos del gran y del pequeño árbol, podrías definirte e identificarte?  Enumera las  situaciones donde eres gran árbol y donde  te sientes pequeño árbol?

Si estos árboles imaginarios te escucharan… ¿Qué crees te dirían? ¿Qué mensaje te  lanzarían cada uno de ellos?

¿Qué significado   tiene el mensaje  para ti?

¿Qué aprendizaje obtienes de todo esto?

 

Espero que este pequeño juego te haya desvelado grandes tesoros; y que si, así lo deseas,  estarán presentes en  tu vida, haciéndola  aun más plena.

Inhalo sorpresa, exhalo siempre gratitud.