Con motivo de la celebración de la VI Semana Internacional de Coaching, organizada por ICF (International Coach Federation), tuve la oportunidad de participar en el taller de Coaching Corporal, impartido por Teresa Gómez.

El Coaching Corporal propone una serie de prácticas sencillas para el desarrollo personal que, partiendo del plano físico, trabaja la totalidad de la persona. El cuerpo no miente, es un libro abierto en el que podemos leer nuestra historia y nuestros hábitos y en el que también podemos reescribir con facilidad. Utilizamos el cuerpo como puerta de ingreso a nuestra compleja unidad interior y como instrumento para conocernos mejor a nosotros mismos y crecer. El taller de Teresa Gómez además del Coaching corporal, está basado en el Sistema Río Abierto que desde su inicio, hace más de cuarenta años, se ha extendido por distintos países integrando técnicas eficaces de trabajo corporal. A través de la danza, el ritmo, la música, el juego, la voz, la respiración, el contacto, la expresión, la atención, la dramatización, la creatividad, el silencio, la relajación… Se genera un espacio para el propio descubrimiento, elaboración e integración que permite la conexión con nuestra naturaleza esencial.*

 

Para mí fueron dos horas muy dinámicas. Puro y continuo movimiento. Apenas sin  pronunciar ni intercambiar palabras entre las personas allí presentes, incluida Teresa. De inicio a fin, estuvimos  bailando y expresándonos. Moviendo piernas, brazos, cabeza, boca, pies, dedos de las manos, hombros, etc. Observación consciente. Atenta a cada una de las partes visibles y no visibles de mi cuerpo. Viendo perspectivas, ángulos y movimientos  de mi cuerpo, hasta ahora ocultos para mí. Pero que están ahí. Alucinante.

Fue una experiencia de absoluta libertad, creatividad, intuición, presencia plena y curiosidad. Despejada de juicios, prejuicios, miedos y egos. Competencias clave del coach, y puestas en práctica sin palabras. Alucinante.

Como grupo creamos un clima de armonía y generosidad precioso. Por supuesto, acompañado y propiciado por Teresa que nos contagió de su expresividad, dinamismo y ganas por descubrir.

Lo disfruté. Salí feliz. Dando las gracias a cada parte de mi cuerpo. Porque las había observado con atención plena. Asombrada con lo  qué me mostraban,  lo qué me decían, de  lo qué se quejaban, de cómo se estiraban, de cómo vibraban!

El día a día siempre nos hace estar en la cabeza: pensando, ideando, haciendo juicios, cálculos, argumentaciones, operaciones matemáticas, planeando…. Pero del resto de cuerpo qué! Permitámonos sentir y expresar. Scáneemos parte por  parte  nuestro cuerpo, de abajo a arriba y de arriba abajo. Desde la planta de los pies, pasando por las rodillas, órganos internos, codos y cuello hasta las mandíbulas,  la frente y acabando por el pelo. ¿Has probado alguna vez? Pruéba y Disfrútalo.

Nuestro cuerpo nos comunica, nos habla. Pero ¿Lo escuchamos? ¿Qué intensidad deben alcanzar, a veces, cada parte de nuestro cuerpo para  que las oigamos? ¿Les reconocemos el papel que tienen en nuestra vida?

Somos mucho más que mente y cabeza! Un respeto a nuestro cuerpo que también existe y es parte fundamental de nosotros. Lugar sagrado donde se canalizan y acumulan emociones. Cada parte del cuerpo, “habla”, padece, siente, llora, expresa, canta y baila.

¿Somos amables con nuestro cuerpo? ¿Lo cuidamos? ¿Lo protegemos? Demos gracias al cuerpo que nos sostiene cada día.

Gracias a este taller, he aprendido la fortaleza y la vez la  humildad mi cuerpo. Siempre en segundo o tercer plano …

Debo prestar más atención a mi cuerpo. Cada parte está porque debe estar. Es un sistema perfecto. Tiene su propio “paraqué”.

Desde aquí me comprometo a buscar más espacios donde pueda escuchar más a mi cuerpo, y quizá así entenderlo más. Te quiero, cuerpo!!

 

Y, tú. ¿Te comprometes a algo con tu cuerpo? Si, ¿aquí y ahora?

Inhalo sorpresa, exhalo siempre gratitud.

*Explicaciones del Coaching corporal, obtenidas de la web de Teresa Gómez y su socia en www.coachingcorporal.es

PD: foto de portada, cuadro Mujer de espaldas, Emilio Moreno.