Siguiendo la clasificación que Enric Alora, muestra en su libro «La Magia de los Equipos Extraordinarios « , este equipo de Divas y Divos son uno de los muchos tipos de grupos de trabajo con «trastornos» que se pueden encontrar en las organizaciones.

Este equipo se caracteriza por tener profesionales cualificados y altamente eficientes, con dilatada experiencia, pero más centrado en ellos mismos que en conseguir el objetivo común. Son personas brillantes pero que quieren lucir por ellas mismas, sin conciencia de que juntos iluminarían aún más.

Existen culturas organizacionales que fomentan el individualismo , y sólo se centran en reconocer méritos individuales, y, por consiguiente son más propensos a tener » divas y divos» entre sus trabajadores, preocupados sólo por destacar, alardear y conseguir meritos propios. En palabras del propio Arola. «Es una lástima ver a grandes profesionales con gran impacto en la organización luchando sus propias batallas para poder mantener su estatus en lugar de dedicar su energía a hacer algo más grande y de más impacto para su organización y para sus clientes» .

¿Perteneces a este tipo de equipos? ¿Lo reconoces en algún departamento de tu organización?

Como hemos visto, en estos equipos el YO está muy por encima del «NOSOTROS» . Se percibe de una manera muy clara y evidente. Sería la máxima expresión de los EGOS profesionales, hasta un punto enfermizo y muy poco sano. Las personas que forman parte de estos grupos sufren, sienten mucha presión, y nunca están satisfechos.

Sin llegar a esos extremos , y de una manera más suave , es decir, sin que tengamos que pertenecer a este tipo de equipos , creo que es bueno detenerse y contestar la siguiente pregunta ; ¿Cuántas veces «eres div@» y te estás centrando sólo en ti mismo y en tus resultados?

Porque en ocasiones, aunque presumamos de ser generosos, compañeros, y de nuestro gusto por trabajar en equipo, y compartir objetivos; también utilizamos frases del tipo; “gracias a mi”; “si no fuera por mi”; “yo tengo la respuesta”; “yo ya lo dije”; “si me hicieras caso”, “ya lo decía yo”, “yo si fuera tú haría”, «Yo conseguí..» ; etc.

¿Cuántas veces lo pronuncias? ¿Cuántas veces al cabo del día lo oyes?

Te animo a que las apuntes. Sé consciente, y estate atento a las veces que aparece el yo en tus frases.

Ese YO más individualista siempre aparece egoísta, con tintes de máxima sabiduría, superioridad y prepotencia. Donde cree estar por encima de todo y de todos. Se cree el centro, un ser superior que no tiene en cuenta ni escucha al otro.

Si me lo permitís, os recomiendo un ejercicio para apaciguar este Ego. Practicar el “no lo sé”. Escoge conscientemente un día y diviértete diciendo NO LO SE, no tengo ni idea. Cada vez que te sorprendas emitiendo juicios, dando consejos, haciendo suposiciones, etc. detente y di sin pudor ni vergüenza, “no lo sé”. Observa qué impacto tiene en ti, decir esta frase en alto y delante del Otro. Y, cómo impacta en el otro, tu respuesta.

Este ejercicio, te conecta y orienta hacia el otro polo, el YO más interior, poderoso, generoso y humilde. Este YO, parte, por comenzar a ser más consciente de uno mismo, y de cómo se expresa y se ve a sí mismo. Sin importarle demasiado, la imagen que queremos proyectar al otro. Sólo desde aquí se puede dar lo mejor al otro, sin dominarle ni imponerle, solo respetándole, porque primero tú te has respetado. Aportarás lo mejor de ti a un bien común. Iluminarás dando luz a las personas que te rodean

Para fomentar un equipo sano y de alto rendimiento, el «NOSOTROS», es la clave. Las personas aportan desde el Yo más esencial y generoso. Se ayudan entre sí, se apoyan, se comunican, confían, tienen claros los objetivos comunes, conocen cual es su aportación individual, y conocen sus propios talentos, que enriquecen y fortalecen al equipo. Alcanzan sus metas profesionales y transcienden con sus resultados.

“Sólo cuando te respetas, te valoras, te consideras y te amas de verdad, te conviertes en una persona sanamente egoísta” (A. Rovira)