Existen múltiples respuestas a estas preguntas, una posible, tiene que ver con proteger nuestra imagen pública

¿Porqué tenemos tanto miedo a equivocarnos en el trabajo? ¿Porqué culparnos tanto cuando erramos? ¿Para qué tantos pensamientos inútiles de camino a casa lamentándonos del fallo que hemos cometido en la oficina hace cinco horas? ¿En realidad, cometer errores es tan malo?

Somos profesionales atentos y cuidadosos, nos gusta hacer las cosas bien de inicio. Atendemos a nuestras tareas de manera diligente y comprometida. Pero de vez en cuando metemos la pata.

Y, cuando ocurre, no nos gusta exhibirlo y decidimos ocultarlo. No queremos que los demás nos perciban como un@ «loser».

Queremos ser aceptad@s por los compañer@s. Queremos pertenecer al grupo de personas exitosas. Y las personas que comenten errores, socialmente no están bien aceptadas en este grupo.

Existe una imagen negativa de las personas que cometemos fallos ( aunque paradójicamente TOD@S los hacemos jajajaja). Así que huimos del error. Le tenemos pánico.

No nos permitimos cometer errores y menos que nadie lo sepa. Por lo que ese miedo a errar y quedar mal ante los demas, nos impide ser nosotr@s mism@s, y nos resta valor profesional.

Por ejemplo, hace que no demos nuestra opinión en algunos temas, nos distraigamos en lamentarnos y victimizarnos, nos posiciona en una actitud pasiva, hace que no ofrezcamos nuestra ayuda en un proyecto que nos apetece, o nos cohíbe de lanzar una idea en una reunión, o consigue que no nos atrevamos a intentar cambiar algo, etc. Patético,¿ no?

La fuerza de las creencias

Otra explicación puede ser, que nos creamos nuestras propias creencias limitantes del tipo; «como me equivoque en este presupuesto mi jefe pensará que no soy competente» , o del frases ; «como me olvide de llevar el informe pensará que soy un @ despitad@»; «cómo no esté bien hecho este programa perderán su confianza en mí», o «Después de esta respuesta pensará que soy poco creativa», etc…Absurdo, no?

Es verdad, que a veces, esas creencias limitantes que tenemos, vienen ayudadas y reforzadas por las «culturas del castigo» que hemos vivido en el pasado de nuestra experiencia profesional, y que aún hoy en día, existen.

Son organizaciones, donde los errores, por pequeños que sean, son seriamente castigados. Culturas donde conviven las continuas amezanas con los reproches, la culpa y los «dedos acusicas».

  • Empresas que tienen una imagen de la persona como una máquina, que no se la permite fallar.
  • Organizaciones frías, poco humanistas, que sólo les importa la uniformidad. Las personas que trabajan en este tipo de empresas, están «grises», sin alegría sin libertad para expresarse.
  • Equipos en constante tensión por no meter la pata, y que en ocasiones, debido a este estado, a fin de evitarlos; los errores surgen con mayor frecuencia.

Otra posible argumentación, quizá la más importante para mí, viene del propio significado que le damos a la palabra error.

Siempre visto con una connotación negativa, mala y perjudicial. Hace unos años, descubrí algo realmente transformador, que cambió mi visión del mundo y de mí misma.

Me enseñaron que un error es siempre una oportunidad de aprendizaje. WOW! El error dejaba de ser una losa que caía encima de mí haciéndome añicos. Ya no era un manchón en mi currículum profesional.

Lo malo no es  equivocarse, sino permanecer e inistir en el error. Eduardo Alighieri

Los errores nos son agujeros negros llenos de vacío y soledad. No. Todo había cambiado. Se me abría un campo lleno de posibilidades para crecer, avanzar y mejorar.

Valentía para afrontar los errores

Entender este nuevo significado fue algo mágico. Me esforcé en comprenderlo, aceptarlo y practicarlo. Lo más complicado fue darle la vuela al error, es decir, extraer , de cada error, el aprendizaje.

Me costó porque suponía parar y pensar, y sobre todo, dejar a un lado la frustración para obtener algo bello. Pero con voluntad y persistencia lo estoy consiguiendo.

Siempre hay aprendizaje, y me esfuerzo en obtenerlo. A veces lo consigo más rápido y otras veces, pasan días, pero lo obtengo.

Hay un gran aprendizaje sobre mí misma ( mis reacciones emocionales, sobre mi forma de pensar y actuar); pero también de lo que me rodea (procedimientos, atajos, rutas, etc). Incluso, a veces si estoy súper atent@ y consciente, pasa que la equivocación me lleva a una situación mejor de la que partía. WOW! Increible, ¿no?

Esta nueva visión del error, cambió la imagen que tenía mí misma, porque me ayudó a rebajar mi autoexigencia y a hablarme con más compasión huyendo de la tiranía.

El poder interior para conseguir una nueva realidad

Cambió la manera en la que veía la realidad , pues la vida no está establecida en términos absolutos, y siempre se puede relativizar. Muchos de los errores que he cometido en mi vida profesional, no eran graves. Ninguno de ellos era de vida o muerte! Por Dios Vanessa, descansa!.

Esta nueva percepción de mis errores, me aportó más crecimiento y desarrollo, tanto a nivel personal como profesional. Me dotó ´de más conciencia y constancia.

Me aportó una nueva manera de posicionarme ante el mundo. Me proporcionó herramientas para desenvolverme mejor en mí día a día, para ser más creativa, para agudizar mi ingenio, para parar y pensar más, para ser más analítica, más consecuente, etc.

Si no estás cometiendo ningún error, no estás innovando. Si está cometiendo los mismos errores, no estás aprendiendo» R.Warren

Todas ellas competencias clave en la vida , y en el trabajo, ¿no creéis?

La respuesta final a todo proceso de desarrollo personal

Por propia experiencia te diría que se aprende mucho cuando cometemos errores. Entender y aceptar que somos perfectos imperfectos nos hace más humanos.

Asumir que durante nuestra vida vamos a cometer fallos ahora, mañana y siempre nos dota de más tranquilidad.

Esto nos hace crecer y madurar. Asi que recuerda, que lo importante no es el fallo sino la moraleja que extraes. Asumir el errror como oportunidad de crecimiento dotaría a las compañías de una «cultural del aprendizaje» donde las personas trabajarían de manera más sana y saludable, haciéndolas sentirse más libres, más creativas, más proactivas y más orientadas a la excelencia y la mejora continua.

Antes de acabar, te invito a realizar un inventario de tus fallos profesionales y a ponerlos en un CURRICULUM DE ERRORES, extrayendo en cada caso, el aprendizaje que obtuviste , u obtienes ahora tras leer el post.😉

Inhalo sorpresa, exhalo siempre gratitud.